jueves, diciembre 06, 2007

MENOS VELOS

Alrededor del hímen aún hoy se desarrollan multitud de leyendas que afectan muy directamente a la mujer en su vida íntima, familiar o social porque tienen relación fama, honor, fidelidad, por remitir a ese concepto de persona nueva, sin tocar.

El origen del ensalzamiento de tal telillo que oculta parcialmente el orificio vaginal al nacer, y lo que ha dado lugar a tales literaturas, es simple: wn un estadio de la sociedad se impone una forma reguladora de los ciudadanos hombres y sus bienes que desean asegurarse de que un descendiente es su hijo, y no de otro -cuando es el primero-. En las sociedades más arcaicas, éste será el heredero; si es hombre, claro.

El himen se gesta en el embrión en las primeras fases del embarazo del feto femenino. Su finalidad es proteger el espacio potencial que será vagina. Poco antes de nacer sufre una apertura parcial, y si no es así, el/la médico debe procurarla, como hace cuando retira los telillos correspondientes a otros orificios como la boca, nariz u oídos. Una apertura adecuada facilitará el primer flujo menstrual, entre otros, evitando dolores, infecciones o enfermedades.

No se trata de un velo interno como la mayoría de la gente supone, sino externo y frágil cuya finalidad es la protección. Esta capa fina y externa se ha convertido, sin embargo por la cenvención patriarcal, en malla gruesa y bien interna.

Los tejidos de la vulva antes de la pubertad son muy delgados y delicados, y así también el del himen, por lo que cualquier actividad tensa, masturbación, deportes, posteriormente el uso de tampones, etc. puede estirar o romper el himen sin que la niña sea consciente. Y es que no siempre se produce sangrado o, en ocasiones, por ser escaso, puede pasar inadvertido. Sin embargo la literatura desarrollada sobre el himen lo asocia a dolor y dificultad. Una mujer tal y como se ve tradicionalmente debe sentir dolor para mostrar que es virgen a un hombre.

Se calcula que solamente un 50% de mujeres experimentan sangrado la primera vez que tienen una relación con penetración -con un hombre, pues es así como se consideran esas relaciones llamadas "completas"-. Las famosas sábanas manchadas de sangre por lo tanto no son ningún indicador por mucho que se hayan utilizado y utilicen como prueba de virginidad en diferentes sociedades. La cristiana no lo hace de forma manifiesta, lo sacraliza con doctrina y sin espectacularización práctica.

En nombre del himen y de su desconocimiento biológico han caído y caen las mayores injusticias sobre la mujer. Sobre su presencia o ausencia se ha juzgado, se ha marginado, se ha matado, se ha torturado y se ha fantaseado hasta la saciedad. En la literatura es un tema recurrente, la Celestina, alcahueta codiciosa y tramposa, incluye en su descripción ser “recomponedora de virgos". De siempre se han reconocido estas prácticas sobre la mujer cuando se pretendía, ella misma también, mostrar su título de validez como esposa virgen, como madre con certificado de fidelidad.

  • En las sociedades gitanas se sigue celebrando la ceremonia del himen más como una puesta en escena teatral que otra cosa, pero no puede faltar.
  • En los últimos mojigatos tiempos clínicas de estética prodigan los beneficios de “volver a ser virgen”, de manera que mujeres atacadas por la fiebre de la entrega puritana requieren volver a regalar “su himen” a sus maridos o amantes; prostitutas necesitadas o ambiciosas de dinero -más de lo primero que de lo último- recurren a esta cirugía cuantas veces sea preciso como fuente de ingreso.
  • En Somalia, a las niñas sobre los ocho o nueve años, aún se les sigue sometiendo a la infibulación, al cosido de los labios menores en la vulva para impedir las relaciones sexuales y garantizar la virginidad. La norma de un islam así interpretado allí es rigurosa. La constitución de un estado, dicen los más concienciados, ayudaría a acabar con estas costumbres que traen enfermedades y muerte, pero el peso de la tradición tardaría no obstante cientos de años en borrarse.

Habrá quien piense mientras lea que la cosa no es para tanto, que hoy el asunto es bien distinto; habrá quien diga que para las jóvenes de la mayoría de los países actuales el himen es más una carga a saldar cuanto antes que otra cosa. Una carga, sí, pero aún llena de valores míticos y morales que afectan directamente al comportamiento de la mujer y al derecho a disponer del placer en su cuerpo de forma voluntaria y libre.

Seguimos atando sexualidad a reproducción; se perpetúan los valores patriarcales de generación en generación en unas culturas y en otras, y esto en nada beneficia el desarrollo de la mujer dueña de su vida y decisiones, de su cuerpo y de la expresión de sus deseos. También seguimos sin apreciar las sexualidad desde la individualidad, guardando celosamente que el descubrimiento del sexo es muy anterior a la relación en pareja, sea del sexo que sea.

La ignorancia no beneficia a nadie, pero especialmente cuando la falta de conocimiento cae sobre nosotras su capacidad de maniobrar ideológcamente se abre a posibilidades insospechadas, en el caso de hímen, que mute de telillo a manto.

12 comentarios:

Julia Ardón dijo...

me creerías si te cuento que yo no sé ni en qué año ni con quién perdí la virginidad?
Bueno, nunca me dolió, ni sentí un desgarro, ni mucho menos sangré.
Siempre fue intento, intento y un día le pregunté al tercer compañero sexual ¿ soy virgen? y me dijo: "Creo que no"
jajja

Yo llegué a tener vergüenza de ser virgen, y pensé meterme algo para romperme el himen...y les estoy hablando cuando terminaban los setentas y comenzaban los ochentas...hace años ya....ni me imagino qué piensan las niñas de hoy...

Azul dijo...

Y pensar que aún en estos tiempos...sigue siendo para algunos y algunas sociedades algo..."fundamental"...ay...ay...

Bikos bonita :D

Anónimo dijo...

Es como todo, y en el tema de la sexualidad. El discutir si perder antes o después la virginidad, por poner un ejemplo. Es un chorrada. Cada persona tiene un tempo, pero parece que la gene que no va al ritmo de esta sociedad tiránica, es un proscrito.

besotes niña

Pilar M Clares dijo...

JUlia, y yo que creo que nunca fui virgen!!
Nenos velos, digo en general.

Hoichi, Azul, besos también para vosotros.

Raquel dijo...

A mí es un tema que nunca me preocupó, el perder o conservar la virginidad. Siempre pensé que llegaría cuando tuviera que llegar y nada más.
Pero desde luego, es increíble que todavía haya quien le dé tanta importancia a ese tema.

Anónimo dijo...

Recuerdo una cena de esas muy elegantes...estaba el representante del estado mayor de Perú, con su esposa, recién llegada a España, toda señorona. Y claro, el Pisco con limón, ya se sabe la qeu lía jajajajaja y yo, agarrada al comandante explicándole a voz en grito entre la música:Que sí, mi general, que yo nací desvirgada..!
Mis amigas, me borraron de actos públicos jajajaa pero nos hemos reído muchas veces recordando la cara de la mujercita jajasjaa

Fuera de la anécdota,en la actualidad, me siento extraña viendo por televisión a mujeres que se empeñan en decir públicamente que son vírgenes...¿Qué c. nos importará? ¿Cómo puede ser que aún se hable del tema como exponente de un valor, en lo femenino (más mujer si no hace nada) y que el hombre sea "más macho" si ha f. mucho? No sé, cambiamos, pero despacio.

Un abrazo grande a todas.

Pilar M Clares dijo...

Distingamos entre las actitudes personales en este pequeño foro, donde estamos de acuerdo al menos hoy en día; lo que ha sido nuestra educación y las continuas referencias al tema lo dejamos pasar.
Pero distingamos: socialmente, además de la mojigatería habitual en alza, es decir ese relleno que se procura con objetivos inmediatos de los agujeros evidentes que impone la educación sobre las mujeres-reposiciones de virgos, virginidad como estado de gracia, etc- distingamos digo de los asuntos que ancestralmente aún caen sobre la mujer, esa comunidad wichí argentina con derecho a tener relaciones con las niñas, -un derecho de los hombres! , esa abuela gitana que implica al yerno en una violación sin valorar las consecuencias, -¡cuántas veces no las habrá tenido!- impresionante, Somalia y el cosido de labios para garantizar la virginidad de las niñas, es fuerte, muy fuerte, y difícil, cuestión aún de muchos años que entren nuestros derechos como mujeres, porque al final resultan priovaciones para los "usos" sobre la mujer con los que el hombre "ancestralmente", tradiciones, dios,ha nacido. NO, no a las tradiciones indignas. No

Anónimo dijo...

sexualidad y reproducción es el tema que está detrás de esto Pili, exactamente. Roles asignados que polarizan a la madre abnegada con la puta que disfruta. Luchar contra esos roles es lo más dificil pues considero que somos precisamente las mujeres quienes nos encargamos de perpetuarlos, siendo juzgadoras e inquisitivas. Why? Porque estamos aburridos tedos, porque la sexualidad sigue siendo un tabú y encima mediatizado.

Sólo puedo agregar a este tema una palabra que me gusta decirla más en inglés que en español

ENJOY.

Anónimo dijo...

Hola, hasta hace poco yo era de la idea de llegar virgen hasta la muerte, o al matrimonio. Hasta que una amiga me dijo que era muy normal hacerlo, me dijo es como bañarse, eso causó mucho ruido, como voy a dejar de bañarme. un saludo que curados los comentarios de todas

Pilar M Clares dijo...

Buena amiga la tuya, menos mal que te convenció, pero parece que tampoco es que te resisitieras mucho a la idea, grande tú, tutuli ¿...como bañarse? hummm, con capuzón mejor.
Bienvenida, besos.

Mari, enjoy. En el inicio del blog planteé un debate sobre prostitución y los modelos de mujeres, efectivamente, pesos pesado sobre nuestras vidas. Fieles madres o putas que disfrutamos, y a ver qué hombre no sigue cayendo en esos roles ancestrales, a ver qué mujer se los ha quitado de encima. Difícil tema. Lo volveré a sacar un día de estos. Muchos besos

Anónimo dijo...

Pilar!

...cuantas semanas sin pasar. lo siento. voy de bolit, besos.

Pilar M Clares dijo...

bolit, bolit? geo... mi diccionario de catalán: a lo loco, no es mala excusa. Ven cuando quieras, me gusta que te pases. Besicos