Hace algunos años leí un libro que me cambió la vida.
Era un libro muy popular y por eso siempre lo dejé de lado. “La mística de la Feminidad” de Betty Friedan. Además, muy prejuiciosa en esas épocas, le tenía un poco de tirria a las feministas norteamericanas. Había leído a Simone de Beauvoire, of course, a Luce Irigaray, a Sara Koffman y a historiadoras del arte feministas como Chadwick y Nochlin y a Bell Hooks, que me encanta. Así que tenía el librito este ahí en la repisa, durmiendo. Cuando lo empecé quedé prendada en one.
Betty Friedan había sido durante muchos años columnista de la revista femenina Red Book, así que sabía llegar a las masas. Con una escritura ágil y una investigación sorprendente Friedan logró hacerme llorar en la página número veinte y para la cincuenta ya me estaba dando contra la pared ¿Cómo podía esta mujer saber de mi vida si cuando escribió el libro yo no había nacido siquiera? Y es que sí, sentía que escribía sobre mí. Betty Friedan es madre del feminismo norteamericano pero, aunque muchos no lo crean (como yo no creía) es de una ecuanimidad muy lejana a la de Koffman, por ejemplo. Friedan hizo arqueología en las hemerotecas revisando cada revista femenina desde los años 40 hasta los 60 en que publica el libro. Ella descubrió con esta investigación cómo la imagen de la mujer norteamericana de los años 40 ( años de la guerra) que se retrataba en las revistas femeninas, que era una mujer que iba a las fábricas –los esposos estaban peleando- que estudiaba y que se preocupaba por la política de su país se fue transformando –cuando los maridos volvieron de la guerra y se da el llamado baby boom- en la ama de casa perfecta encerrada en su sarcófago lleno de electrodomésticos y con una furgoneta estacionada afuera para llevar a los niños a todas las actividades posibles que hicieran de sus vidas, una vida.
Friedan tuvo acceso a los archivos de las técnicas de venta basadas en la ideología femenina de esos años, ideología que fue complotada y esparcida por una alianza entre las publicaciones femeninas, las agencias de publicidad y el Estado norteamericano. Las novelitas que siempre están detrás de estas revistas fueron su punto de investigación. Friedan además hizo miles de encuestas a mujeres, psicólogos, psiquiatras y consejeros matrimoniales para llegar a lo que ella llamó “el problema que no tiene nombre”. Las mujeres se sentían deprimidas, sin futuro, ahogadas en sus rutinas diarias, inconformes con sus matrimonios y su maternidad, llegando a constituirse en problema nacional.
El problema que no tiene nombre, sin embargo, subsiste hoy en día. Miles de mujeres en el mundo se ven obligadas a abandonar sus carreras y su individualidad al convertirse en madres. La maternidad es el gran tabú de estos tiempos. La brecha a través de la cual el patriarcalismo subsiste. Hace poco conversando con una académica de mucho prestigio en Bard, le comenté que era feminista a lo que ella acotó “¿quién en su sano juicio no lo es?”.
Sé que mucha gente siente rechazo ante esta palabrilla y asumen que una mujer que se autoproclama feminista o es lesbiana o fea. Efectivamente, todos tenemos problemas, este es un mundo de mierda, pero estamos hablando de derechos civiles, los básicos, los fundamentales. Como comenté en un post de este mismo blog para el que ahora escribo, si sólo nos ponemos a pensar que la mujer empezó a votar en España en 1931, en Francia en 1944, en Suiza en 1971 y en Kuwait en el 2005 las cosas quedan un poco más que obvias. Desprenderse de la mística de la feminidad no es fácil, es una tarea ardua, supone romper con algunas cadenas de la esclavitud, esa subliminal, invisible y cancerígena.
Estoy en ello y que nadie me detenga.
- Mari, María Elena Alvarado, es doblemente americana por nacimiento en Lima y por residir en Nueva York. Arqueóloga, ceramista, escritora, creadora de performances, periodista radiofónica, artista de las que en cualquier país queremos tener. Cualquiera de sus hilos se convierten en creatividad desde una postura estética tan inteligente como suya: no soy nada, le gusta repetir. Su castellano mixto, amplio, rico, reaviva la tradición y aporta el futuro que en bucle ya estamos viviendo. Algunos proyectos cercanos en el campo de la literatura y la performance nos harán seguir hablando de ella. Mari, como a ella le gusta ser llamada, es Mari. Nada se le podría añadir al poderío que contiene. Su página web, la desnudez. Su blog, una belleza. Gracias, Mari, un lujo tenerte aquí.
8 comentarios:
Lo estás haciendo bien, Mari, has comenzado a hablar desde hace rato, estamos compartiendo con vos...las palabras se multiplican, las manos se unen, los corazones se enlazan.
No dejemos de comunicarnos.
Qué bueno leerte.
Gracias Pilar.
Me voy corriendo a ver los enlaces de Mari.
Chao!
Es que lo ideal sería que nadie tuviera que autodenominarse feminista, ni pro-gay, ni nada de eso, porque no hubiera una situación que provocara adscripciones de ese tipo. Pero mientras haya insolidaridades e injusticias, es necesario crear etiquetas que, aunque no gusten a todo el mundo, reúnan a los que luchan por ciertos derechos.
Saluditos apretados
De la misma manera que cuestiones como raza, clase o ideología religiosa han determinado el desarrollo y la interpretación del mundo, la consideración del papel de la mujer, algo más de la mitad de la población mundial por su longeva vida, al servicio de los valores del hombre la han excluído desde tiempos remotos de otros derechos que como ser tiene. Una perspectiva de género añade nuevos paradigmas a las mujeres como agentes y sujetos de la transformación social.
Argumentar en contra de esto para mí es como nadar en el mar y no ver el agua.
Un besico, Mari, gracias por tu apuesta.
Estupendo aporte....sigo leyendo y te dejo bikos. :D
Enhorabuena Mari por tu web. Me hace gracia eso de los "pajeos" del blog y lo complejo de los debates al lado de la marvillosa sencillez artítica de la web. Quie te vaya muy bien.
Muchas gracias Pilar
besitos
Mari, por zeus y su madre, gracias a ti. No te veía y me preocupé, pero aquí la que da las gracias de corazón soy yo. Un besazo
Fant'astica Mari. Pronto le dedicar'e un rato.
Gracias, Pilar
Besos a miles
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