DÍA DE LA MUJER EN FEMENINO SINGULAR: MARTA ZAFRILLA

Felicidades a todas las personas que creemos en la igualdad y trabajamos por ella. Felicidades a las personas que no creen en ella ni colaboran porque en igualdad también vivirán mejor. Felicidades a cada mujer. Y felicidades en femenino singular a la murciana Marta Zafrilla, porque acaba de ganar el Premio de Novela Juvenil de SM Angular, y en estos momentos en que escribo lo está recogiendo.

¡Brindis, Marta, por ti!

Marta reconoce en un poema que nunca aprendió a silbar, pero entiende muy bien los sonidos de las palabras, y los maneja en versos y prosas con una emoción continuada, de esa que te pegua a las páginas como mosca a la miel, con todo gusto.
Me preguntaba cuando cayó su primer poemario en mis manos, “Toma sostenida”, si sería quizás el tono ópera prima el que me impedía retirarme del libro, algo poco usual cuando se trata de la intensidad de la poesía, o si quizás era lo que me tenía enganchada una trama narrativa subyacente en la que se dejaban descubrir capítulos de su corta --y parece intensa-- experiencia de 24 años. Hoy creo que ni lo uno ni lo otro, era la emoción como malla estructural de un cierto desorden en perfecto estado, inteligente y dispuesto para las sentidas experiencias del crecimiento y la soledad, era esa red poética la que me hizo y hace ahora de nuevo que cada verso me parezca recién hecho siempre, cada cita recién descubierta, y que todo me sepa a cierto, y me olvide de recurrencias y de cualquier otro artilugio que no sea encontrar en estos versos lo que parece ser ella misma.

Marta Zafrilla Díaz es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Murcia. Tras finalizar la carrera se especializa en marketing y diseño gráfico. Obtiene el DAE con un trabajo de investigación sobre promoción turística. Actualmente trabaja como redactora en una agencia de publicidad. Tras ganar un premio de poesía para jóvenes en el instituto donde estudiaba, se animó a presentar versos y cuentos a concursos, siendo premiada en Montehermoso, Argentina, Ciudad de Getafe, Alcorcón, MurciaJoven y MolaJoven con poesía y en cuento en el certamen literario AJEM. Sus poemas han sido publicados en antologías y revistas literarias, pero no es hasta 2005 cuando cuenta con un libro propio; "Toma sostenida", publicado por la Editora Regional. Colabora asiduamente en revistas literarias. Hoy acaba de recoger el Premio SM Angular de novela juvenil, 100.000 euros para seguir escribiendo.

No tengo el nombre de la obra ganadora, solo un sms en el que se me anunciaba y que me ha hecho pegar saltos; sí tengo sin embargo sus poemas de "Toma sostenida", y de ahí selecciono el primero, el que abre el partado Cicatrices. Con él aprovecho para celebrar el día de la mujer, que hoy es muy suyo. Felicidades, escritora.

No cabía más tiempo en mi dolor, te dije.

la huida es tu zapato preferido.

Después te recordé aquella frase

que me delataba ente los labios los días de invierno

Huir de uno mismo es como atravesar corriendo la sombra del espejo;

los laberintos del miedo se te clavan continuamente como cristales rotos.

Removí entonces la piel de la angustia,

recuerdo que buscaba los nombres de futuros asesinos

pero solo te veía a ti junto al lago del ayer.

Te miré, tú sonreíste

como quien sabe que ha perdido una partida de ajedrez

y dije cayéndome en tus garras

Nada me falta que quiera que algún día me sobre.

Tiempo después, tu barba había crecido de nuevo

y mis ojos, ya sin tu dolor en mi espalda,

te encontraron en la niebla.

Quiero que me devuelvas mi pasado, te dije.

Haga de revólver el sufrimiento de tus ojos, dijiste tú.

Caminamos por aquellas calles que nunca nos reocnocieron

y te revelaste en cada frase que resonaba en las aceras.

Yo dije entonces:

Sin tus respuestas

quizá mis preguntas hagan de este suelo que piso

tierra de arenas movedizas.

Ya no sé si me escuchabas,

sólo contestó la lluvia.

Más tarde, en una plaza de orillas inacabadas

citaste aquella frase de Prado

Las cosas que nos han pasado cambian continuamente.

Te excusabas en un verso de otro para no contrestar

a cada aleta rota que te exhortaba mensualmente.

Yo dije que aquello no me servía, que quería enlosar el presente,

que dejaría sólo así de tambalearme entre los pájaros.

Dije no, las cosas que nos han pasado nos cambian continuamente;

yo me quiero tranquila, con el pasado resuelto.

Quiero caminar hacia delante sin tropezar de nuevo en ti.

La conversación acabó entre los ladridos de dos perros que miraban al cielo

creían que el ruido de su hambre podía acallarse con la rabia.

Tú sólo dijiste que necesitabas más tiempo y te di mi reloj.

No me cabe más tiempo en los ojos, te dije,

y las campanas de una iglesia cercana rompieron su llanto.