jueves, mayo 22, 2008

RACIMOS DE AMPUTACIÓN Y MUERTE


“Las nuevas son seguras”, dicen de las bombas de racimo los países que no han acudido a la Convención para limitar su uso en Dublín.

Decir que 109 países se han reunido esta semana en Dublín para negociar un tratado que limite el uso de bombas de racimo suena muy bien, pero añadir que entre ellos no están EE UU, Rusia, Israel, China e India le quita al titular bastante de lo que tiene de optimismo. Estos paises mantienen que las bombas actuales “sí son seguras”.

Explica Jordi Armadans, director de la Fundació per la Pau que cada bomba potencialmente puede llevar hasta 200 cargas que se distribuyen en un radio bastante amplio –macabro racimo—y que muchas de las que se depositan en el terreno no explotan inmediatamente, por lo que se convierten en minas que cualquiera puede pisar un tiempo después. Son por eso armas con un gran impacto sobre la población civil. Un ejemplo entre tantos, las utilizadas el verano de 2006 por la barbarie del gobierno israelí en Líbano.

Hernán Zin, con 15 años en conflictos bélicos, algunos recogidos testimonialmente en su blog, señala cómo los sonidos son parte de la experiencia bélica: “Una sostenida cacofonía de motores, explosiones y disparos que tantas veces no se llegan a ver, pero que alimentan el miedo, el sobresalto, la angustia; que exacerban el sentimiento de indefensión ante un destino que se escapa de uno mismo para situarse en manos distantes, sordas.” Añade que ha tenido que acostumbrarse a vivir entre armas y que, de todas, son las de racimo las más detestables, precisamente por el silencio que las acompaña: “Cuando terminan los conflictos allí yacen, escondidas, calladas, entre las casas, en los campos, esperando a la población civil que regresa, que golpeada por la violencia intenta ponerse de pie, recuperar su vida.

La blogosfera se ha sumado en estos días a la campaña contra las armas de racimo. Un blog, “Cosas de la Diplomacia”, la comenzó en julio de 2007 con un artículo bien explícto. El gobierno español se comprometía por entonces a “apoyar y promover las iniciativas que erradiquen las bombas de racimo.” Dejarían, comunicaron, de almacenar, fabricar y vender este tipo de armas en este país. El año pasado como consecuencia se aprobó en las Cortes la “Ley de control del comercio exterior de material de defensa y doble uso”. Pero a fecha de hoy, a lo que parecen dispuestos es a apoyar un tratado blando “para obtener --dicen-- el máximo consenso internacional posible”.

Con este post me adhiero, --a pesar del nombre de mi cabecera—a la campaña sabiendo que no es ninguna heroicidad lo que hago. Como en otras ocasiones, NO A LAS ARMAS, porque ninguna está hecha para vivir.

10 comentarios:

Aloia dijo...

Pues yo me adhiero contigo, como no, a esta causa; que como bien dices, no lleva a nada, pues es fácil proclamarse en contra, pero más difícil, mucho más acertar cuál es el modo de realmente acabar con ellas. Tantos intereses, tanto dinero, tantos gobiernos(todos, yo creo)...que uno ya no sabe si la protesta sirve para algo. Pero habrá que seguir cantando el no!
Mil biquiños

Equinoxe dijo...

Lo que pasa es que cuando los políticos se reunen en sus cumbres, van al baño de dos en dos a esnifar la coquita peruana, también, y a comentar a Zizek, mientras una guapa anfitriona les regala espejitos.
Lo bueno del asunto, sin embargo, es que una bomba nunca cae dos veces en el mismo lugar.

Pilar M Clares dijo...

Tu última frase es magistral, equinoxe, impresionantes palabras, con toda la impotencia.
Digo que todos estamos, y de muchas formas. Si somos o no capaces de no ser de ese modo, la verdad es que no lo sé, porque tocas el tema con fondo y no se me ocurre sino pensar en ello. También sé que hay seres humanos buenos. Sé que las armas no lo son y soy parte de esta tribu. ¡Y la coca en su sitio!

Aloia, dudo mucho que haya modo ya, tú lo dices, pero lo mismo, mejor gritarlo que asentir.

Muchos besos a los dos, muaca

Julia Ardón dijo...

cochinadas las armas.
Ojalá nadie las hubiera inventado.

TORO SALVAJE dijo...

Me adhiero pero sin ninguna esperanza.

El otro día leí un texto que me impactó, es éste:

"El periodista Ron Suskind en su libro 'El precio de la lealtad' atribuye a un consejero de George Bush el famoso razonamiento que ya se ha convertido en el principio fundador de la hegemonía neocon:

"Ahora somos un imperio y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras vosotros estudiáis esa realidad, de forma racional, nosotros actuamos de nuevo creando otras realidades, que también podéis estudiar, y así es como son las cosas. Somos protagonistas de la historia, y vosotros, todos vosotros, os quedaréis ahí estudiando lo que nosotros hagamos".


Ésto es lo que hay.

Besos.

Sibyla dijo...

Ví un reportaje por TV acerca de las bombas de racimo. Me entró un escalofrío por todo el cuerpo, al ver hasta dónde llega el hombre para inventar formas de causar dolor y muerte!

Estoy totalmente en contra de esos horrendos artilugios, pero creo que no valdrá de mucho, como dice Toro.

NO A LAS ARMAS!

Besicos Pilar:)

Pilar M Clares dijo...

Lo que hay nos distrae tanto de lo que pensamos que se me olvida decirlo. Esto es un recuerdo sin heroicidad. Me deprime pensar que nada puede cambiar. Aggggghhhhyyyyy gritooooooo que os llegue a todos, y un abrazo también.

Anónimo dijo...

es un gran negocio, que nadie quiero dejar escapar. Así que se opondrán de la manera más hipócrita que puedan

besitos

Pilar M Clares dijo...

Sigo diciendo, discretamente,que ¡¡¡¡no a las bombas de racimo!!!, y de eso no me bajará ningún negocio.
Besico, Hoicihi

El silencio del que habla Hernán Zin me mata, el otro también.

Esas bombas no

Isabel Barceló Chico dijo...

Me adhiero a esta campaña y espero poder colocar el logo en mi blog en breve. No sé si tendrá o no efecto esta campaña (desde luego, más que si no se hace nada),pero en cualquier caso es nuestro deber moral hacerlo. Es repugnante que en el siglo XXI sigan las guerras sin que, al parecer, ningún país o suma de países sean capaces de impedirlas. Un beso muy fuerte.