
En casi cuatro meses apenas nos hemos dado cuenta de que 2008 nació desde la Naciones Unidas, por encargo de UE, con el nombre de
Año Europeo del Diálogo Intercultural. La finalidad, insistir en que la diversidad constituye una beneficiosa ventaja.
Es algo común dudar de los efectos de este tipo de menciones anuales, tan prolíficas por otra parte que dan para enterarse cada día, sin mucho exagerar, que el año
era-es de algo. Y la idea lleva normalmente a otra igualmente común, la del dinero que se gasta la UE -- asociada a grandes fondos -- para poner en marcha el
Año Internacional de los Idiomas, por ejemplo, primo hermano del intercultural, y que cae también sobre 2008.
Bibiana Muñoz Clares,
Técnico en Relaciones Internacionales y responsable de la gestión de diversos proyectos con Asia y el Mediterráneo en la UMU, responde a algunas cuestiones.
Pregunta: En pocas palabras ¿qué celebramos?Bibiana Muñoz: Los años internacionales son orientaciones de la UE sobre temas que se consideran necesarios. Somos 27 países con una población importante y creciente con diferentes culturas, y religiones, la musulmana por ejemplo hoy aumenta bastante. Desde la UE se ve el problema y lanza a los países miembro la idea para que ellos la gestionen desde sus instituciones.
P: ¿Se siente como un problema desde la UE la diversidad, por ejemplo como señalas, de ideologías o religiones?BM: Se siente como problema porque es un problema en los ámbitos sociales, en las situaciones que se viven a diario, en las conversaciones de la calle; lo es, y no en sí, sino por cómo se vive, no hay más que oír a la gente; es algo que preocupa y que dificulta la unión de otros países. La UE reconoce las tensiones e intenta concienciar.
P: Igualmente se duda bastante de la utilidad.BM: Se duda pero se oye y se crea un discurso opinativo, como ahora mismo; también se desarrollan programas que van saliendo de un país u otro; incluso a veces, un proyecto ya pensado con antelación, se orienta hacia esta idea para apoyarla, se redirecciona para que abarque algo de la propuesta, porque viene de la UE, que es donde estamos.
P: ¿Tenemos conciencia de unión los europeos?BM: Creo que sí, la gente más joven se mueve por los países. Los programas de intercambio, como Erasmus, o los proyectos internacionales responden precisamente a estas ideas que salen de la UE. También es verdad que éste es un proceso del que se puede esperar durante muchos años cambios importantes, puesto que se dan ampliaciones, existen adhesiones pendientes, posturas muy diversas en diferentes materias por parte de los países miembro.
P: Otro tema del que se duda: el dinero ¿cómo es la financiación?BM: Las políticas de la Unión Europea no son ajenas a las de los propios estados miembro. Lo que ocurre es que somos una unión joven y, aunque nos guste --creo que nos gusta ser europeos- a menudo olvidamos o no somos conscientes de que la financiación procede directamente de nuestros propios estados, a través de sus tratados y convenios. Por eso, es hasta cierto punto lógico que la UE promueva, por ejemplo, el Año Internacional del Diálogo de las Culturas y espere que una parte o incluso la totalidad de las actividades sean financiadas por los propios estados. En realidad éstos no gastan más ni menos de lo que tenían previsto. Básicamente estas iniciativas de la UE tienen como fin promover una orientación ideológica.
P: ¿Y se puede decir que tienen efecto?BM: El efecto es la concienciación, que es por donde comienzan a solucionarse los problemas de diversidad; poco a poco va calando en el ciudadano y en esas conversaciones confusas y llevadas sin mucho conocimiento. Sí creo que tienen un efecto directo en la ciudadanía, el tema rueda y se debate, eso es importante.