viernes, noviembre 21, 2008

LA HABITACIÓN DEL MIEDO


Es difícil reconocer ya el grado de instinto que queda en el ser humano a cerca de lo que llamamos tener miedo, y si esa sensación paralizante como se describe tiene correspondencia directa con realidades concretas, ansiedades, inseguridades, reproducciones miméticas del entorno en que hemos crecido, o si son agentes externos con más o menos intención los que provocan la angustia del miedo.

El miedo puede ser simplemente un modo de engañarnos, una distorsión en la percepción de nosotros mismos y el mundo que nos rodea sobre estados inevitables como el envejecimiento, la enfermedad o la muerte, o sobre peligros reales o contingentes, dice el budismo. La cuestión es que todas las personas pasamos miedo en algún momento o nos lo provocamos en una especie de cura preventiva que puede convertirse en nueva obsesión con la que contar a diario, como la mortecina mano de Carrie saliendo de su propia tumba en las últimas imágenes de la película de De Palma. La estuve viendo aparecer por la raja del ascensor, de debajo de la cama al poner el pie, o de cualquier grieta que mi imaginación convirtiera ocasionalmente en amenaza durante meses, años. ¿Hay peligro proporcionado al miedo? –deberíamos preguntarnos.

Mirar los periódicos a diario es una fuente de miedo. Las portadas recogen lo más maligno de los rincones del mundo, como si lo único que nos importara a los ciudadanos fuera el fracaso de nuestros modos de existencia, o como si tuviéramos que cargar con el caos con que nos organizan, y cumplimos, pues no es otra cosa lo que hacemos. Estos temas además pasan por los años sin envejecer: crisis, muertes, accidentes, fraudes, robos, catástrofes, y así configuramos a lo largo del día y de la vida si nos descuidamos el discurso de los peligros que conlleva la existencia. Las dosis de miedo nos sitúan en la creencia de que somos seres indefensos e impotentes cuya salvación siempre vendrá por algún agente externo dispuesto a redimirnos del muro que nos excusa de entrar en acción ante estos estados, inapropiados y contingentes la mayor parte de las veces, y que son los que nos producen el miedo.

Nos hemos acostumbrado a vivir de los miedos que conocemos que son los que menos nos atañen, y sin embargo tendemos a ignorar a los que a diario nos afectan. Como Cameron y sus extraños poderes que se convierte en objeto de estudio para su padre y la ciencia, mientras guarda en su armario al mismísimo maligno. La traducción de esta mediocre película (Cameron Closet, Armand Mastroianni, 1989) fue en castellano “La habitación del miedo”, curiosamente el mismo con el que se designa a un tipo de arquitectura que los últimos años han puesto de moda: pequeñas habitaciones, a veces los mismos dormitorios, convertibles en recámaras búnker a prueba de ladrones, secuestradores y todos los miedos del mundo con cámaras de video, paredes y puertas blindadas y ventilación artificial -según se publicitan-. Allí, dicen, se podrá sobrevivir a un estado de crisis durante 10 días y está aconsejado para familias de hasta seis integrantes.

No negaremos que existen ladrones, y algún que otro secuestrador suelto, parece, pero que actúen sobre tu propia casa en condiciones normales como para hacerte encerrar diez días incluida la familia parece que es tener más miedo que peligro existe, y una prevención sobre la realidad suficientemente paralizante como para que resulte rentable. Me imagino a los comerciales de estas empresas con las carteras llenas de catástrofes convenciendo a las familias --tan frágil término por otra parte--que la seguridad de su futuro depende de unos metros cuadrados. También es llamativa la cantidad de publicidad sobre las distintas medidas de seguridad que contienen las páginas informativas de los sucesos relacionados.
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17 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Tienes razón.

Pero el miedo vende. Noticias, películas, alarmas, cámaras, y todo un bucle que se va retroalimentando.

Además el miedo domestica a la población.

Es el arma más poderosa.

Besos.

Susana Peiró dijo...

Hola Pili!

Mientras te leía reflexionaba. También me acordé de las películas que mencionaste (Carrie me haría saltar nuevamente si la viera dentro de cinco minutos, nada de cosa superada, eh)

También tengo en mente Cameron Closet y me brota la claustrofobia!

Y qué decirte, me rebelo! En este amanecer del siglo XXI no sólo "debés" tener miedo de lo que suceda a tu alrededor, también en el último rincón del mundo (por lo del aleteo de la mariposa)y sinceramente estoy hasta la coronilla!

Nadie muere en la víspera, querida Amiga y reconozco humildemente que tanto miedo...me envalentona!

Eso sí, no me hagas ver Carrie de nuevo, no señor, eso sí que no!!!!
Hasta ahí llega mi amor por el heroísmo!

Besazo Diosa!

Javier dijo...

Pero hay una cosa que es innegable, y es que sin miedo ¿Qué sentido tendría el valor?, inducido o propio, como sistema de alarma o supervivencia, el miedo en cierta medida nos protege, pero el arrojo para superarlo nos hace avanzar.

Celeste dijo...

La verdadera guerra química que han emprendido contra nosotros es precisamente esa: esparcir miedo, dejarlo flotando en el ambiente, espolvorearlo por zonas sospechosas de estar pobladas por ciudadanos alegres y tranquilos.
Se esparce miedo: por los medios de comunicación en las noticias, desde los pulpitos, desde los discursos políticos...un ciudadano lleno de temores es más fácil de dominar y encauzar hacia comportamientos que le lleven hacia donde quieran que lleguemos.
Nos dicen: es verdad, ya te lo hemos mostrado, la situación es terrible, pero…
- Ven a mí, tengo el antídoto para tu “mala conducta” te salvaré.
- Mira, así tienes que actuar para estar cubierto y que tu vida sea cómoda...yo soy tu líder, el que te corresponde.
- No sufras… ya creé una ONG para tu conciencia...sólo 2 céntimos por día, despreocúpate.
- No hagas números ni razones sobre tu economía...ya nos hemos reunido por ti, estamos solucionando todo.
No temas, te estamos protegiendo, tenemos las soluciones…nosotros somos tu salvaguarda, estás protegido...duerme tranquilo...no pienses...nos estamos ocupando por ti: Somos los imprescindibles para que tu vida vuelva a tener calma y paz!

Creo que seguir viendo manos amenazantes por rendijas sin controlar, sólo es cuestión de no haber sucumbido y llevar aún izada, nuestra propia bandera.

(¿Me estaré Nietzcheando?

Abrazos desde mi trinchera acolchada.

Sibyla dijo...

El mieso es lo más paralizador que existe!
Pero como dice Toro, hoy día es lo que más vende...

Besucos grandes:)

Unknown dijo...

Un tema excelente y unos comentarios excelentes. Mucha inteligencia, especialmente de mujer, en este tema. Y debe ser porque ahora, que cada vez se hacen más grandes las habitaciones del miedo (deben ser las únicas que crecen en estos tiempos de desintegración del ladrillo), es necesario este punto de vista para abordar una cuestión que se viene despreciando yo creo que porque se trata de una emoción. Eso y que se trata de un asunto invisible.
Es el miedo el que mueve negocios y audiencias, también fabrica héroes artificiales y salvadoreds del mundo; es el que nos paraliza y estimula muchas veces pasiones qeu sería mejor olvidar.

En este panorama sólo queda una decisión: vivir atrapados por sus dictados o vivir la vida.

Pilar M Clares dijo...

A mí, pjota, que estoy de acuerdo contigo también, es que me sabe a traición esto, es como aporvechar una confesión amiga par dañar. El miedo es una reacción física animal, y necesaria, pero utilizarlo para manejar a la manada no me parece un buen empezar.

Creo Toro que si se acabaran esas trasgresiones de robos etc. ¡se nos desmoronaría el mundo! --ojalá llueva café en el campoohhhh-

Pues digo osa, digo osa, digo osa, soy una mandá Susana. Me encanta ver las pelis de miedo para no verlas, para taparme los ojos, y no enterarme de nada, ¡y sin embargo voy! --seré gili-- me pasa. Dosis de catarsis, será. Qué horror esa mano, dios, y mira que lo sé...

Nietzcheéate que siempre habrá quien te desnietzscheeeeee, Celeste, yo con que se me haya roto el coche ya tengo bastante dosis esta semana, ¡iza la bandera por mí! para que se crean que les pagaré las cuotas.

Vaya que sí, a las mujeres Lucía se nos ha hecho pasar más miedo, al cuerpo, al sexo, al orden social, a ser bien vistas... pero los hombres también llevan lo suyo. En un sistema desequilibrado todo el mundo pierde. (Oye... ¿te suenan estas fotos de algo, amiga jeje? --persecución en Praga jajajajajaj, qué risa, y mi habitación del miedo, otra juerga)

De tanto venderlo es que ya me paraliza pero de perpelejidad, para partirnos ya esto de que todo nos suene a ventacompra. Ay, Sibyla, ya no somos vírgenes, qué miedooooooooo jajajajaj

Besos y sustos para todo el mundo ¿hace una de las tinieblas de la noche? --¡lo que me gustaba!--. Me gusta pasar miedo para que sea mentira, una manera de sublimarlo.

Equinoxe dijo...

Los periódicos a diario no pueden ser fuentes de miedo si este miedo finalmente será sentido activamente por algún invididuo; se trata de catalizadores para lo que ya hay.

Es un rollo existencial.

Yo recomiendo la psicopatía.

Pilar M Clares dijo...

...se me ha notado la vena psícópata, cachis...

Constructos, equinoxe, que somos constructos, la psicología no existe, es decir, como existe.
(jumhs)
Y un beso, bien que vengas, --mianina pesimista te veo. Besicobis

Rafael dijo...

¿Y si fundamos el primer periódico dedicado a las buenas noticias? Mmm... no sé, a las personas nos gustan los conflictos.

Qué horror vivir en una habitación con un nombre así (la habitación del miedo, uuuh). La mía se llamaría "la habitación del amorrrr" jajaja.
Besos.

Anónimo dijo...

La civilización es una lucha contra el miedo, que es el sentimiento natural en la selva del todos contra todos. Desde la horda protectora y el castillo defensivo hasta la moral y el ordenamiento legal, toda la obra de la civilización no es sino un intento de quitarnos el terror al ataque repentino del depredador. El intento de darnos la tranquilidad y la seguridad de que hay un ámbito no peligroso donde podemos relajar las defensas y vivir en paz. Es una obra siempre inacabada y con retrocesos; están los que defienden la violencia, la guerra, la competitividad, el libre mercado, la libertad del fuerte, el desmantelamiento de las reglas colectivas y de los sistemas de protección... Hemos pasado 25 años de retroceso humano en dirección a la selva; ojala estemos viviendo ahora el inicio de otra etapa que nos devuelva un poco la fe en ser humano como constructor de un mundo mejor.

Pilar M Clares dijo...

Lo que dices, Rafael, es curioso, porque según la publicidad que se hace sobre estos búnkers, es precisamente en los dormitorios principales donde se propone contruir la llamada "habitación del miedo", porque suelen ser las más grandes. Del amor al miedo, uy, menuda ironía, un botón y enclaustrados durante 10 días, jajajajaj, pues oye, un jueguete más. A pesar de la amenaza, y por eso mismo, guárdame un rincón en la tuya, para el día después, llamaré con contraseña. toc toc tin tin. Besazo a ti y tus sueños.

Yes, Hernán, todos tenemos esa habitación del miedo-remanso donde vivir en paz, esos lugares nuestros en medio de la vorágine, entre ser algo como humano y ser especie natural. Me choca esa fecha, ¿25 años?-hum...desde el 83...? bueno, algo ronda tu cabeza. Ojalá eso, y saber hacia dónde. Parece que estamos patas arriba, qué síndrome arrastramos de milenio aún, ¿quizás? Un besazo, un gusto verte.

mariamc dijo...

Puesto que todos hemos hecho en algun momento de nuestra vida una autopista en nuestro cerebro por donde circula el miedo se convierte en un arma de poder y manipulación.A todos nos entra miedo porque lo aprendimos desde pequeños,¿Se puede vivir sin miedos? Te puedes envalentonar , enfrentar y superar miedos pero la auotovía está hecha y ahí nos dan.Estoy de acuerdo con Celeste , que con la misma facilidad nos calman haciéndonos ver que lo van a arreglar todo para que podamos seguir viviendo en nuestro bienestar que tnto nos gusta .
¡Ah, qué bien si todas las habitaciones fueran del amor!. Yo tambien me apunto.

Pilar M Clares dijo...

rurnrunnnn...un hueco

brazo, por unanimidad, esta habitación cambia de nombre, clin!

Besico

Sarashina dijo...

Llego tarde al comentario, pero el miedo es un tema que me apasiona. Como instinto de protección es ineludible, está en lo más profundo de nuestro ser, como animales que somos. El miedo nos avisa de los peligros, nos anuncia las posibles amenazas. Ese miedo instintivo, elaborado culturalmente, lo trasladamos a un medio donde ya pierde su sentido natural, porque las amenazas y los peligros son otros. Como en tantas otras cosas, desproporcionamos la respuesta con el estímulo. Eso tiene un uso político. Michael Moore, con todos sus defectos, alertaba de ese uso político en Bowling for Colombine. Como los políticos usan el miedo básico, necesario, instintivo, para espolearlo y sujetar de ese modo a la gente, al tiempo de hacerles caer en sus brazos "protectores" y estimular el consumo de determinados productos, tanto conceptuales como materiales. De eso va. Soltar antes de las elecciones a unos cuantos traficantes de droga, a unos cuantos matones, sujetar a las fuerzas del orden por ese tiempo, crear una enorme alarma social por los medios de comunicación, aseguraba el triunfo de la derecha en Sicilia. Lo cuenta el juez Garzón en uno de sus libros, con recuerdos de cuando colaboró con jueces italianos en procesos contra mafiosos. Qué bien les salen las cosas a los que no tienen miedo de nada, porque ellos son los creadores de todos los miedos.

Anónimo dijo...

Ay sí, acá es una exageración también que no tenés idea. Y lo peor es que el miedo paraliza. Te encierra, no te permite relacionarte con los demás, nos aleja del amor y de la solidaridad y es el principal germen de la violencia.

Pilar M Clares dijo...

Germen de violencia, esa es una clave, Julia, qué bien verte por aquí. Violencia-contravolencia-violencia, una espiral, sí. Y la propuesta es: ¿hay suficiente peligro para tanto miedo?
Besico, guapa.

Sí, totalmente, Clares; hay quine piensa que en realidad son los que más miedos tienen, a más pertenencia, más ambición, más que perder. Un tema largo ese. Gracias por la paortación. Besico