domingo, octubre 22, 2006

EL OLVIDO, LA MEMORIA

Desde la antigüedad han existido mitos acerca de la memoria. Platón habla de las almas de los muertos que beben en el agua del Leteo y olvidan sus vidas anteriores antes de renacer. Este mito recuperado en el Renacimiento que apunta al recuerdo, estaba presente en la práctica de los círculos pitagóricos: ejercicios de memoria para recordar los sucesos diarios y así llegar a tener presente la vida transcurrida, incluso las vidas anteriores, como una forma de inmortalidad. Pero en cada etapa histórica, la función de la memoria se ha visto según las coordenadas socio-intelectuales del momento.

En “Memoria, olvido y decisión” dice el psicólogo José Luis Catalán que somos herederos de una versión mecanicista de la memoria que arranca de los asociacionistas, según los cuales, recibimos impresiones cuyas huellas o impactos se guardan como en moldes. La memoria es así un soporte de almacenamiento, de recuperación y de toma de decisiones.

Todo lo que se olvida o se recuerda tiene que ver con lo que nos interesa en el presente, porque el sistema de la memoria está subordinado al de las intenciones o decisiones. Lo que haga referencia a la memoria lo tenemos que considerar siempre desde el aquí y ahora, desde nuestro presente, y esto subordina a los datos, al almacenamiento y posteriormente a la toma de las decisiones.

Si ahora decido acordarme del parque de mi infancia, dibujo mentalmente un primer plano en mi cabeza, pero en qué momento de ella lo recompongo será más difícil de precisar. ¿He olvidado parte de los elementos que allí había, cuáles eran aquellos árboles que sin duda se encontraban a la derecha? ¿Cómo es posible que teniendo la imagen la haya recordado amputada?

Como no existe forma de volver realmente allí y en aquel momento de nuevo, reconstruiremos con la conciencia de la inexactitud, aunque tengamos la sensación de que las imágenes que nos vienen a la cabeza son verídicas. Es absolutamente verdad –que se sepa- que lo que ocurrió no puede volver a repetirse igual, como tampoco desligarse de la decisión intencional de reconstruir otro tiempo desde el hoy y con una finalidad.

Si quiero comparar aquél parque con el que construyen al lado de mi casa actual, obligo a mi memoria a reconstruir aquella imagen con exactitud, aunque como habíamos quedado, sepa que lo hago en una medida relativa y en función de justificar unas diferencias que me interesan.

Constantemente hacemos un resumen de lo que ha sido nuestra vida, y como en la lectura intermitente de una novela, necesitamos resúmenes provisionales del estado de las cosas. Para ello recurrimos a la memoria. Sin embargo, hay algunas cosas en la vida que preferiríamos olvidar y por eso somos capaces de elegir lo que queremos recordar.

No es que borremos las memorias, simplemente las suprimimos operativamente. Pero siguen allí a pesar de nuestra voluntad. La intensidad del olvido, parece, depende del número de intentos para suprimir las memorias no deseadas. Somos nosotros, por tanto, los que influimos directamente sobre el contenido de nuestras parcelas de memoria que no son solo individuales, sino colectivas, lo cual nos convierte en agentes y pacientes de la historia recordada. Para nadie la vida es algo que se aísla del exterior, ni aunque sea su intención, pues está involucrado en la colectividad con todas las acciones que suceden a lo largo de su existencia.

12 comentarios:

Tomás Ortiz dijo...

Un post muy recomendable, sobre todo para un lunes en el que deseas olvidar el fin de semana. La idea platónica sigue gustándome, yo siempre he sido muy romántico. Pero el resto de tu disertación me ha parecido genial. En realidad, el castillo de nuestra mente tiene tantas estancias que es difícil entender cómo funcionan todas. Saluditos apretados

Joaquim Amândio Santos dijo...

Saudações desde Penafiel, Portugal!

Queria agradecer o comentário depositado no meu post "Perfume" e convida-la a visitar o meu blog literário Negra Tinta.
Teria ainda muito gosto de lhe enviar um exemplar do meu livro "Pedra sobre Pedras". Para tal só precisaria que me envasse uma morada para o mail joaquimamandio@gmail.com

Foi uma surpresa o seu blog.
escrita fluente, assertiva e incisiva.
Vou tornar-me habitual neste lugar.

Amândio Santos

Anónimo dijo...

¡Qué lindo post Pilar!
Opino que la memoria tiene facetas inconscientes y conscientes. De las inconscientes no damos cuenta (a menos que nos piscoanalicemos) pero están ahí y algún día saldrán. De los recuerdos conscientes ultimamente tengo muchas dudas. Como dice Rosa Montero, nuestras narrativas están condimentadas por las narrativas acerca de nosotros de los que estuvieron cerca. Y esto es una trampa, por que en la constitución de nuestro propio self hay lecturas de nuestras experiencias que no son nuestras y que muchas veces están muy lejos de "nuestra verdad"
Muchos besos.

Rafael dijo...

Sí, la memoria es un campo tan intrincado... pensar que hacemos nuestra vida presente y proyectamos el futuro en base a decisiones y vivencias del pasado que pueden estar distorsionadas por el tiempo, etc. da que pensar.
Y sobre todo da que pensar el que, por ejemplo, el día de hoy será olvidado para siempre. Que no lo recordaré dentro de 20 años. Que es como si no lo hubiera vivido.
En fin, besos!

Pilar M Clares dijo...

Sí, muchas galerías como decía Machado para discurrir. Él también decía que de la memoria solo queda el don preclaro de evocar los sueños. Reinventamos nuestra memoria a golpes de presente. Ay, sí, decimos, es verdad, no me acordaba, y de repente nos viene todo a la cabeza

¿Todo?

Reconstruimos sin parar para no perder la perspectiva de la tierra que hay bajo nuestros pies. Pero, a veces, con psicoanálisis o sin él, rechazamos mirarnos sinceramente.

¿sinceramente? ¿qué era eso?

Me encanta hablar con vosotros. Miles de besos

Anónimo dijo...

Afortunadamente, la memoria es selectiva, de lo contrario no podríamos seguir viviendo después de ciertas experiencias traumáticas. Eso en cuanto a la memoria individual. Ahora, la colectiva no puede permitirse semejante lujo. Determinadas atrocidades deberían estar grabadas a fuego en el recuerdo colectivo, sobre todo para evitar, en la medida de lo posible, que vuelvan a repetirse.

Besos orgiásticos.

Anónimo dijo...

Comentas que todo lo que se olvida o recuerda tiene que ver con lo que nos interesa en el presente, que ese ejercicio está subordinado a las intenciones, lo que quiere decir que cuando un político "olvida" una promesa anterior es que en ese momento no estaba realmente interesado.
Francis

Pilar M Clares dijo...

¿Qué les interesará a los políticos de verdad?
Francis, para mí es un enigma.
Besicos, qué bien saber de ti.

Ella: muy bien dicho, que cada cual recuerde lo que necesite y quiera, pero lo evidente en la vida social no tiene olvido. Besazos.

Unknown dijo...

El más brillante ejercicio de la memoria y el olvido que recuerdo está en una película de Woody Allen
"Melinda y Melinda":
"Comedia es tragedia más tiempo".
La memoria y el olvido permiten que reescribamos nuestra historia
Besos,
Lucía

Pilar M Clares dijo...

Hola, Lucía, qué bien tus palabras, pues sí, reescribimos nuestra historia porque a fin de cuentas somos reinvención propia y ajena. Nos configuramos, y eso debe ser el crecimiento. COn todo no podríamos vivir, porque de sobra sabemos de nuestra vulnerabilidad. Lo contrario, máquinas sumadoras de datos. Legitimidad para el cambio y el olvido, con lo bueno y lo malo ¿no?

Pilar M Clares dijo...

Esa sensación da. A mí me pasa no sólo cuanod me estoy durmiendo, sino a veces que estoy abstraída y veo algo muy claro, sus argumentos, sus pros y contras. Si no lo apunto, que es siempre, luego no consigo recordar todo lo que habia "construído". Pero algo queda.
Sin embargo, estoy segura que la creatividad va subiendo escalones sobre los que le anteceden. El arte es como una cadena de afirmaciones y destrucciones de lo hecho, creo que siemrpe se asienta, auqnue sea para destruirlo, sobre la memoria, el pasado.
Un saludo, y bienvenido al blog.

Raquel dijo...

Memoria selectiva y olvido selectivo, interesante, Pilar, muy interesante. Un beso.