jueves, octubre 19, 2006

PARA QUE NO ME OLVIDES

Entre 1962 y 1980, 180.000 mujeres emigraron de España para trabajar en el extranjero, lo cual representó un 16% del conjunto de los trabajadores migrantes españoles.

Estas cifras, contenidas en un informe sobre la condición de la mujer preparado por el Parlamento Europeo en el año 84, no tienen en cuenta a las mujeres que acompañaron a los trabajadores emigrantes, ni a las que sin contrato laboral se aventuraban a cruzar la frontera para escapar de un destino sin futuro, sobre todo hacia Francia y Alemania, y trabajaron en el servicio doméstico, ni a las estudiantes que temporalmente acudían a las vendimias francesas para pagarse sus estudios, ni a las que en verano se desplazaban a los países entonces europeos para aprender inglés o francés mientras trabajaban de babysister.

Según el informe citado, la mayoría de estas mujeres españolas emigraron en 1963 y 1964, en una importante proporción por razones políticas, y por tanto disponían de un cierto nivel de instrucción. A lo que añadimos: sin ningún nivel de estudios también escapaban de un destino prioritariamente abocado a la dependencia familiar de padres o maridos.

Hablamos de los años 60, en los inicios de la apertura del franquismo al turismo como fuente económica, pero todavía en una sociedad que seguía relegando a la mujer a los papeles que iglesia y estado habían determinado, es decir, los domésticos.

Conviene recordar que hasta hace 15 años, España era un país de emigrantes. Y para muestra, un botón. En una información de 1996, en el diario El Mundo, se dice:

"Se acabó la vieja imagen de los emigrantes a la vendimia. Hoy, los españoles se trasladan como trabajadores europeos, con las condiciones laborales del país al que acuden.
La vieja tradición de los temporeros andaluces emigrando en condiciones casi miserables a la vendimia de Francia -o a cualquier recolección en Europa- ha muerto. Con el advenimiento de la Unión Europea, el ejemplo de la región flamenca belga de Hasselt se ha transformado en una de las primeras experiencias de libertad de circulación de trabajadores en Europa.
En el día de hoy, los españoles que abandonan su casa para la recogida de la fresa, la pera y la manzana fuera de nuestras fronteras ya no son emigrantes. Son trabajadores temporales con todos los derechos sociales que corresponden a los ciudadanos de cada uno de los países que los reciben. Todo un triunfo social y laboral de los nuevos tiempos".
De esto hace 10 años.

(La imagen inferior, que circula por internet, corresponde al año 49. Según se dice, 160 inmigrantes canarios ilegales fueron apresados en las costas de Venezuela)

8 comentarios:

Pilar M Clares dijo...

Me ha hecho dudar de la veracidad de la foto el tipo de letra del titular, poco de la época, aunque fácilmente podría estar actualizado. He buscado en la red documentación. Encuentro esto En el puerto de Garupano, Venezuela "La foto es real, soy hija de Paco Azcona; uno de los que venían en La Elvira y tengo la foto original. Si quieren saber más de esta historia lean el libro titulado: Fugados en velero, historia de "La Elvira" Autor: Gonzalo Morales Hernández. Soy Venezolana y orgullosa de haber sido la hija del protagonista de esta historia.

Blanca Edelmira Azcona Flores."

Por otra parte, a lo que íbamos, el tema de las mujeres,´no cabe duda.
SALUDOS

Anónimo dijo...

Pues no sé que decirte Pilar.Yo misma soy una emigrante. Y ni que decir de los desplazamientos internos que se dan al interior del Perú. Miles de niñas de la sierra migrando a la capital para trabajar de domésticas con un sueldo de 100 dólares al mes.

Tomás Ortiz dijo...

Verdaderamente esclarecedor. Todos sabemos de dónde venimos, pero pocos saben que lo que ahora algunos rechazan en otros pueblos ha sido habitual en el nuetro en otros tiempos. Somos intolerantes por naturaleza, pero no podemos dejar que eso nos haya olvidar nuestro pasado. Saluditos apretados

Pilar M Clares dijo...

Todo ser humano tiene derecho a creer que mejora su vida emigrando de su lugar de origen.
En aldeas africanas recónditas, hay antenas parabólicas que muestran las imágenes de otro mundo. Nosotros también vemos esas otras imágenes que nos llevan a viajes desde nuestro punto de vista exótico, Amazonía, sabanas frondosas... Pagamos y vamos con un sistema de protección que garantiza las mínimas diferencias con nuestro bienestar.
Para ellos es muchas veces cuestión de vida o muerte, en otras invitación guiada por este otro lado, necesitado de mano de obra barata que hará trabajos que nostros hemos desechado.
La emigración tiene también algo de timo y explotación para el emigrante. Encima, la opinión pública no reconoce que quien le reforma su casa, le cuida el coche o atiende a sus mayores son mayoritariamente emigrantes (¿?)
Un tema largo que del que me gustaría saber vuestra opinión.
MIl gracias, Mari y Relity, os sigo.

Anónimo dijo...

mujeres y hombres han emigrado siempre. Es condición humana, además de necesidad.

Anónimo dijo...

Efectivamente, emigrar es una condición humana. Cualquiera de nosotros lo haría, en circustancias propicias u obligadas. De hecho, a menudo emigramos sin movernos, precipitándonos dentro de nosotros o perdiéndonos fuera de nosotros...

Los que se van, los que se quedan, los que reciben a los que llegan, los que les rechazan... Todo muy actual, pero a la vez tan antiguo e incesante como nuestra propia existencia.

Anónimo dijo...

Somos emigrantes del pensamiento, si no, cómo entender la conversación cotidiana ¿verdad?
En España también ha habido migraciones internas, eso se llamaba "inmigración" -pregunta de examen, diferencias, etc.- Pero estoy de acuerdo, necesidad de salir del lugar físico o interno. Me gusta sentirme extraño y esto es una confesión entre nosotros.
Besos

Pilar M Clares dijo...

Me sorprende que perdamos la memoria en tan escaso tiempo.

Cualquier español puede tener un pariente más o menos próximo, según la edad, que haya emigrado o inmigrado -sí, pregunta de examen rancio, es verdad Pedro jj- y cualquiera nos podemos sentir deseosos de movernos hacia otros lugares porque la curiosisdad, la inquietud, también es uns suerte de necesidad.

Los españoles fuimos tratados de forma igualmente xenófoba, injusta y clasista -no me atrevo a racista, pero...- en los países europeos en los que se nos dio trabajo y otro tipo de vida. Las emigraciones a principio de siglo a Hispanoamérica también fueron numerosísimas. Ahora, a escasos quince años de acomodamiento, el discurso callejero está tomando un cariz desmedidamente racista. Venga hombre. A ver si hacemos memoria.
Gracias por las opiniones, me interesan mucho. Besos